La necesidad por la mano de obra indígena generó la creación de los contratos de enganche. Los contratos de enganche fueron contratos entre los indios y el hacendado. Este constaba en que el enganchado (hacendado) le ofrecía adelantos en oro físico al indio a cambio de que él firmase un contrato que no entendía. Mediante el que se comprometía a trabajar en donde lo asignaban a devolver los adelantos que obtenía y con una comisión. Además tendrían que devolver dinero por cualquier daño que hicieran. Los indios no estaban permitido salir de la hacienda, por lo que se veían obligados a comprar todo en el tambo de la hacienda, propiedad del hacendado, a precios muy elevados. Con esto el hacendado aseguraba que todo su dinero con el que pagaba a los indios, regresase a el, ya que nunca saldría de la hacienda. Además si es que el indio lograse ahorrar de alguna manera, el hacendado le pondría una fecha de caducidad para su paga, generalmente para el final de la semana; con esto, el indio se veía obligado a gastar el dinero dentro de la hacienda en objetos para no perder el dinero. Estos contratos de enganche no eran favorables para el indio, ya que era de alguna manera una estafa y se les trataba como si fuesen esclavos legales. Pero, estos contratos si fueron beneficiosos para el estado y los hacendados, ya que les permitió ahorrar y de esta manera invertir en maquinaria y reactivar la economía e industria.
(Imagen: Hacienda Tarabana)
(Imagen: Hacienda Tarabana)
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