martes, 25 de agosto de 2015

Política Internacional


Con el Tratado de Ancón, Chile retuvo la provincia de Tarata por un tiempo, hasta que el presidente Coolidge en 1926 reclamó los derechos del Perú ante esta provincia, y volvió a ser parte del Perú. Pero las provincias de Tacna y Arica se quedaron bajo la soberanía de Chile. Poco después, Perú sostuvo conversaciones con Ecuador para revivir cesiones territoriales a sus acreedores. La solución la dio el rey de España como árbitro, llegando a firmar el Tratado de García-Herrera, por el cual el Perú reconoció al Ecuador algunas partes del río Napo y salida directa al Amazonas. En cuanto a Chile y Perú, se acercaba el plazo del plebiscito, y se notaba la intención de Chile de no devolver tales provincias. Entonces este le hizo ofertas al Perú para que este reconociera estas provincias chilenas, pero el Perú se negó. Llegaron a la oferta de 20 millones de pesos, pero, llegado el plazo del plebiscito, Chile lo evadió. De ahí, ya acabando el siglo en 1895, Bolivia y Chile habían firmado un tratado de tregua, y después volvió al Perú por el tema del plebiscito. Teniendo el Perú conflictos bélicos con Argentina, Chile nombró a la Corona Española árbitro cuando Chile logró acuerdos con Argentina, y una vez más el plebiscito quedó sin darse.

Con lo visto anteriormente, podemos decir Chile hizo todo lo posible para quedarse con estas provincias. Aprovechó la crisis que estaba pasando el Perú para seguir posponiendo el plebiscito entre ellos. Chile abusó del Perú, hizo tregua con Bolivia y firmo un tratado con Argentina el cual estaba en conflicto con el Perú y todo esto para quedarse con Tacna y Arica. Si Chile hubiese respetado el Tratado de Ancón como el Perú lo hizo, no hubiéramos esperado tanto tiempo para recuperar tales provincias y, posiblemente, ya que estas eran fuentes de salitre, hubiéramos salido de la crisis más rápido y sin hacer tantos sacrificios.


Tratado de Ancón.



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